Parecía un día más de silencio…
Unos días El Amo no llegaba, la esclava lo esperaba, a la misma hora, en la misma posición, como cada día…
Otros días El Amo llegaba del trabajo, hacia algunas tareas y se situaba en su sillón, en silencio, fumaba y leía un rato, después se iba…
La esclava lo observaba, lo sentía, no interrumpía, solo estaba ahí atenta…
Hoy seria un día diferente, la situación era diferente.
El Amo llegó y fue directamente al sillón, encendió un cigarro y la llamó.
-Ven aquí- fue todo lo que dijo, el tono de su voz no era el de costumbre.
Ella se acercó y se postró a sus pies, el Amo acarició su cabeza, la tomó de una mano y la sentó junto a El.
Sujetó su cara entre las manos y mirándola a los ojos le dijo:
-Me has servido bien, soy el hombre más orgulloso que pueda existir por poseer a la mejor esclava, a la mejor mujer que pudiera nadie tener- y besó suavemente sus labios.
Ella temblaba, sabia bien lo que iba a pasar, no por nada era ya una extensión de Su Amo…
-… Te quiero, te quiero en todas tus facetas, en todos tus matices, en todos tus sentires, pero ahora debes irte, debo dejarte ir, hoy dejas de estar a mi servicio, eres libre.
La esclava no pudo contener una lágrima salir desde el fondo de su alma, tomó aire y dijo:
-Mi Amo, ¿puedo hablar?
-Eres libre, así que puedes hacer lo que te plazca.
-Agradezco cada minuto a su lado, la dicha de conocerlo y el placer de servirle. Su nombre no sólo está en mi cuerpo, sino en mi alma, su mano no solo moldeó este cuerpo para servirle, sino tocó todo mi ser, convirtiéndome en una mejor persona. No preguntaré el por qué ya no me quiere a su servicio, y como siempre atenderé a este deseo suyo.
El Amo giró el cuerpo de la esclava, y con dolor, quitó el collar que la distinguían como propiedad de El y que simbolizaba su esclavitud. Después besó ese cuello.
-¿Que cosas debo llevarme y que cosas debo dejar?
-Todo lo que te di, es tuyo, puedes llevarte lo que quieras, menos el collar.
-Señor, permítame conservar el collar, ese collar que fue elegido por Usted para mí, que tantos recuerdos tiene acumulados, prometo no hacer mal uso de El, permítame conservarlo por favor.
-Esta bien, tómalo, después de todo, te lo ganaste...
-Señor, ¿en realidad soy libre para hacer lo que me parezca conveniente?
-Tan libre como el viento, eres una mujer inteligente y sabrás tomar tus decisiones.
La esclava miró el collar, su collar y dejando escapar un suspiro, lo tomó con ambas manos, mirándolo fijamente.
No hay dolor en el alma de ella, no hay tristeza, ni desilusión, a través de sus ojos sólo se mira la devoción y amor por Él, por aquel que acaba de declararla libre.
Se levantó y en una maleta va metiendo todas las cosas que le regalo, las acaricia, las toca, las huele, suspira, lentamente acomoda todo, todo menos el collar.
Él la mira, no pierde cada detalle de sus movimientos.
Ella se viste, peina y arregla para partir, así, sin reclamos, sin dolor.
Finalmente ella está lista para partir, tiene en una mano la maleta y en otro el collar.
Se acerca para despedirse.
-Me voy Mi Señor, me llevo lo mejor que jamás pudo darme, me voy conmigo misma, soy lo mejor que pudo darme nadie, me enseñó lo maravilloso que una misma puede ser con la educación de alguien que sabe lo que tiene en las manos, siempre me cuidó, me protegió y se ocupó de mi, y mi gratitud por todo eso es eterna, pero antes de irme, debo decirle algo:
-Te escucho.
La esclava puso la maleta en el piso, tomó el collar en las manos y poniéndose de rodillas, exclama:
-Este collar, simboliza físicamente su posesión a mi persona- dice a la vez que va colocándose el collar nuevamente en el cuello y continúa- pero tengo un collar aun más fuerte, que es el collar de mi alma. El que Usted no me requiera más a su servicio, Mi Amo, no significa que yo dejo de pertenecerle, yo estaré ahí siempre, porque mi entrega no fue condicionada, Usted es y será siempre Mi Dueño.
Se levantó, no miró ni esperó a que su Amo dijera más nada. No había más nada que decir. Tomó la maleta y se dirigió a la puerta, no tuvo pasos lentos como quien espera a ser detenida en el último momento, ella conoce a Su Amo, ella sabe que no la detendrá, ella sabe lo que Su Amo siente…
Abrió la puerta, esbozando una sonrisa y salió a la calle… Ella sabe que no es libre, ella sabe que tiene un Amo, ella le pertenecerá para siempre y cuidará de ella misma, por si algún día, su Amo la llama a su lado y le permite servirle nuevamente.
Al cerrarse la puerta, El Amo sonrió con una mezcla de melancolía y orgullo mientras murmura:
-Lo sabía, no me equivoqué al elegirte…
Publicado el 07/04/2007
Feliz a Los Pies de Mi Amo
monique[V]
Cuando leí por primera vez este relato se me encogió el alma y rogué para que fuera eso, un relato. Cómo expresas monique[V]!!!
ResponderEliminarUn beso, con el permiso de Tu Amo y mis mejores deseos para ambos :)